Las dos señoras que atienden este bar son muy agradables y muy buenas profesionales. Sirven unos pinchos de tortilla excepcionales, y la empanada está buenísima. Muy buenos vinos.
El local es muy bonito, con un curioso estilo ecléctico entre sofisticación y sencillez, que lo torna un espacio muy elegante, resaltando sobre todo por la noche. Para la noche y el día tiene una terraza en la que se puede uno relajar mucho, ya que la calle es bastante tranquila, porque a pesar de estar en el mismo centro de Marbella, está fuera de las zonas que son invadidas por el desmedido número de turistas que tenemos que padecer en nuestra tierra.