La Favorita en Madrid

Una experiencia única. Es un sitio diferente, donde la buena comida va de la mano de la buena música. Los propios camareros son cantantes de ópera y demuestran sus virtudes vocales mientras comes, tal y como suena. Todo el personal es tremendamente atento y amable y la comida es sobresaliente. En definitiva, el sitio ideal para celebrar una ocasión especial, o simplemente para disfrutar de una experiencia diferente en cualquier momento.

Lugar increíble en donde la gastronomía junto a la ópera y la atención de sus propietarios hace una delicia en espacio y tiempo.

Más que un restaurante, un espectáculo de ópera. ¡Un clásico en Madrid!

Un establecimiento para comer y disfrutar de la voz de sus cantantes. Pueden mejorar en el servicio de comedor, tienen voluntad de agradar. El menú es correcto en el precio con el contenido de la velada.

Todo muy bien.El personal muy agradable.

Éramos dos aquí. Todo salió bien para nosotros. El espectáculo (2 tenores, una soprano, acompañamiento de piano) fue de alto nivel. La comida (elegimos el menú de 5 platos más caro, plato principal: Tournedos Rossini) también fue excelente. Precio razonable, no demasiado caro para lo que se ofrece. Espectáculo y acompañamiento de vinos incluidos en el precio del menú. En cualquier momento. (Lamentablemente demasiado lejos de Austria)

Buena comida y experiencia, uno paga por ambos. Son dos menus cerrados de los que uno puede elegir. Incluye dos platos fuertes. Nosotros pedimos dos del mismo pero cambiamos algunas cositas en uno para probar mas cosas. Mi favorito fue la crema de pimientos y la carrillera. El concierto de opera estaba excelente. Super aconsejado quedarse hasta el final!

Notable experiencia Lo único que me ha decepcionado fuè el postre La Pavlova no hay que servirla con dulce de leche sino con nata fresca montada sin azúcar tal como la hago yo😉 De lo contrario el postre resulta demasiado dulce y empalagoso

El servicio de los camareros es el mejor 💕

El restaurante se ubica en un chalet- palacio construido en 1921 por el arquitecto Manuel Sainz de Vicuña Camino (1988- 1973). Impresionante edificio por el que el maitre tuvo la amabilidad de hacernos una visita al finalizar la cena. Tiene tres pisos más una terraza con un torreón que también utilizan para restaurante y la bella entrada con fuente. El dueño actual del edificio es el presidente de la Fundación Operística de Navarra. En la web del restaurante declaran que esta fundación “con sede en Cintruénigo (Navarra) nació, inspirada en los principios cristianos, con el objeto de divulgar la ópera, de intentar ayudar a los cantantes con proyección y de colaborar con diversas instituciones también sin ánimo de lucro” (No entiendo ni aclaran la relación entre los principios cristianos y la divulgación de la ópera, supongo que este estilo musical lo podrán componer, cantar y representar personas de cualquier religión o ateas). Entramos por curiosidad, porque habíamos salido del Teatro Luchana, a unos pasos del restaurante y nos llamó la atención, eran casi las 22:00 horas y entramos a verlo y preguntar si tenían mesa. No teníamos ninguna esperanza porque era sábado por la noche y no teníamos reserva, sin embargo había casualmente una mesa libre esperándonos y pudimos disfrutar de la cena y el espectáculo. Mientras cenamos, la y los cantantes, vestidos de camareros fueron cantando varias arias de diversas óperas. En la web destacan que “El grupo de solistas ha grabado varios CD ́s de sus conciertos y numerosos programas en televisión. También ha actuado tanto en múltiples auditorios, salas de concierto y teatros de España como también en Alemania, Austria, Bélgica, Chile, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Japón, Líbano, Suiza, Uruguay y recientemente en México. Nuestros solistas intervienen tanto en el espacio La Favorita Madrid, en cuyo singular edificio se halla también la sede de la Fundación Operística de Navarra en Madrid, como en cualquier parte del mundo”. Lo más curioso es que entre canción y canción, la y los cantantes actúan como camareros, sirviéndonos el vino y el agua. Nos presentaron la carta con dos menús cerrados que incluyen toda la bebida que queramos, pero claro, ninguna opción vegetariana, le dije a uno de los supuestos camareros (después resultó ser un artista) que era vegetariano y me dijo que no me preocupara que me hacían un menú vegetariano, fue a preguntar al maitre y volvió a decirme en qué iba a consistir mi menú. Y ya le hicimos el pedido directamente a él. Comida muy bien presentada, con tres platos y quedamos muy satisfechos. Una magnífica velada con champan incluido para brindar con la y los artistas mientras cantan “El brindis” de La Traviata.