09/04/2024: La experiencia fue buena. La comida super rica, los postres demasiado ricos ( pedí dos para mi sola) y el servicio excelente!!! Lo mejor de toda la experiencia fue que el mismo dueño se encuentra en el lugar para prestar el mejor servicio. Sus atenciones fueron lo máximo!! Totalmente encantada. Toda la familia. Recomendado 100%
01/01/2024: Menos de cuatro días me separaban del día de añonuevo, un día tan especial, tan señalado, que quien más y quien menos no pierde la oportunidad de celebrarlo. Llegados a esta verdad ecuménica, se divide la humanidad entre aquellos que deciden dar la bienvenida al nuevo año en casa, y quienes prefieren echarse a la calle y dejarse deslumbrar por la refulgente hostelería española. Yo, particularmente, soy del bando primero y, de hecho, siempre he sido consecuente con un apotegma del que he alardeado: en añonuevo, nadie debería estar trabajando, sino en casa con su familia, o con quien le parezca oportuno y, por ende, me niego a acudir a local alguno, de la naturaleza que fuere. Y, sin embargo, el año 2023, y la alborada del 2024, ha supuesto una sucesión de acontecimientos en mi familia de tan ignota importancia, de tan inconmensurable magnitud, que me han impelido a quebrantar esa promesa tácita con mi propia conciencia. Empero, véase la torpeza: menos de cuatro días.
Huelga decir que cualquier esfuerzo que pudiese realizar, apelando a la clemencia, por encontrar un exiguo rincón donde poder llevar a mi familia, iba a ser fútil... y lo fue, hasta que marqué el número de La Masía. Simplemente por el hecho de haber escuchado mis ruegos y plegarias, merecen la reseña, pero no haría justicia si sólo aludiese a este amable gesto de humanidad.
Lo que he encontrado en La Masía ha sido el regalo perfecto para mis padres, el agradecimiento digno de la supina importancia de mi madre y de mi padre, a la altura de lo que merecen: una atención soberbia, solícitos en todo momento, prestos a atender el más mínimo detalle; un sempiterno semblante amable, cordial, servicial, pero entendido este epíteto en su significado más sublime. Y en armonioso concento, una comida capaz de epatar el paladar más sibarita, perfecta combinación de sencillez y manierismo: sencillez en la propuesta; manierismo en la ejecución, en el sabor, en la textura. Orfebrería de las especias, artesanía de las elaboraciones, resultando unos platos que no puedo dejar de loar: desde una humilde ensalada, con un equilibrio intachable, hasta un revuelto de setas y gambas cuya suavidad y cremosidad me han arrancado más de una sonrisa; sonrisa que ha quedado indeleble en mis labios en el momento en que he hundido el tenedor en un bacalao con muselina de ajo y tomate, y he abordado mis papilas gustativas al llevarlo a la boca, colapsando cada terminación nerviosa hasta el mismísimo hipotálamo.
El colofón de tal sinfonía de sabor no podía ser sino unos postres de inmaculada factura. Mousse de chocolate y tarta de queso hechos en casa, en esa casa, porque el amor en la ejecución del postre no se puede ocultar, ni emular: no ha lugar el engaño, se paladea en cada cucharada, y de ese amor por lo que se hace, damos fe.
Sólo me resta dar las gracias, con un gesto de prosternación siquiera lingüístico, por brindarme la oportunidad de agasajar a mis padres con un añonuevo a su altura.