Islares Restaurant en Bilbao

Toda una experiencia gastronómica. La comida es un 10, platos hechos con todo detalle, con productos locales de calidad y un equilibrio perfecto entre sabores y texturas. Además, la atención del personal y el acogedor local te hacen sentir a gusto desde el primer momento. Súper recomendable, repetiremos sin duda!

Al entrar, nos dio la bienvenida el Somelier. Dentro del restaurante hay baldosas típicas de Bilbao, junto a la puerta, primer detalle que te sitúa. Degustamos el menú A-8, aperitivos y 9 pases, era el menú de primavera, basado en la huerta del Cantábrico, desde Galicia a Euskadi. Todo está presentado y elaborado con muchos detalles. Los sabores y los productos son únicos, una experiencia muy interesante. Sorprendieron con casi todos los platos. Tanto el somelier, como el chef ( estuvo dos años de cocinero en el Mina), nos explicaron las propuestas. Una comida para recordar

Un lugar espectacular, que une tradición gastronómica, fantasía y originalidad. Sin duda, una gran experiencia y un sitio al que volveré. Tengo que probar el menú de la siguiente temporada!

Buena presentación del producto PERO los platos con poco sabor y falta de calidad. No repetiría

Un menú delicioso y una atención maravillosa. Muy recomendable!!!

Fantástico el ambiente, los detalles, el servicio, el local....con mucho gusto! Sencillo y elegante! Los platos muy bien pensados! Una ejecución muy inteligente y de acorde con una filosofía respetuosa con el producto! Sin duda repetiré!

Una auténtica maravilla. Un sitio con un proyecto muy atractivo. Productos de 10, personal insuperable, local sobrio y elegante. Recomendable ir una vez por estación como mínimo para probar su menú.

Probamos el menú A-8 y nos encantó. Los camareros eran muy simpáticos y adaptaron el menú a nuestro gusto y alergias. Destacamos la originalidad de los platos y, en especial, el sobao con paté de faisán, la perdiz roja con boniato y hierbas y las manitas de porco celta. Entre los postres, el goxua espectacular.

Me ha encantado la experiencia. Lo que mas me ha gustado además de los esquisitos platos y el trato, ha sido el relato con lo que está todo hilado. Muy acertados los nombres y significado de los menús, son platos elaborados con cabeza, incluso en algunos ha implicado un estudio de ingredientes y procesos en desuso de la cocina tradicional de la cordillera cantábrica

Es un lacal pequeño, pero muy agradable. Las vistas al museo son magníficas. La comida servida con mimo, amabilidad y siempre con una sonrisa. En cualquier caso, lo mejor, la comida. Reconfortante a la vez que sorprendente. Las manitas son un lujo. Muchas gracias.