Estrella del Bajo Carrión en Villoldo

Maravillosa cena tuvimos, el servicio maravilloso y los productos de primera calidad. Un placer

Restaurante que sorprende por su ubicación, en un pequeño pueblo sin mucho encanto, pero con una apuesta ganadora tanto en decoración como en sus fogones. En conjunto nos gustó, aunque quizá el tiempo de espera hasta que toman nota se hace un poco largo. Los postres maravillosos!!

Un 'milagro' en la España despoblada. No se puede decir de otra manera: encontrar en un pueblo pequeño y sin ningún otro atractivo un hotel y restaurante de este nivel es toda una sorpresa. Y que lleve tantos años funcionando a semejante nivel es un auténtico milagro. El hotel una delicia, con habitaciones cómodas y bien diseñadas, y con muchos detalles encaminados a hacer grata la estancia. Por cierto, el desayuno muy bueno. Zumo natural, embutidos y queso bien seleccionados, mermelada y mantequilla caseras, pan bregado y unos cruasanes extraordinarios. En el restaurante disfrutamos de un menú largo y estrecho, con un nivel general muy notable y alguna parada realmente gulesca (tremendas las verduras en témpura, cordero, bacalao y el postre). No le asigno 5 ☆ por un par de detalles a mejorar. La televisión no se veía (los problemas generados por los cambios de frecuencias), y la carta de vinos me resultó elevada de precio, al igual que el café (3 €) Y no entiendo que no se ofrezca servicio de bar cafetería para el público en general (solo para los clientes alojados) Todo lo demás muy muy bien.

Exquisita comida y personal muy agradable y profesional

Restaurante anexo a un Hotel. Probamos las Judías blancas viudas y también ofrecen deliciosos lechazos. Buena elección

Años sin ir , y siguen las hermanas Pedrosa manteniendo un lugar magico con una cocina muy personal

Fuimos a comer tras haber sido recomendado como uno de los mejores restaurantes de la zona de Palencia. Seguramente mi opinion se vea condicionada porque nos hicieron esperar una hora y media hasta servirnos el primer plato. Es cierto que íbamos sin prisa, pero una hora y media es demasiado. Los entrantes estaban razonablemente bien, aunque no nos sorprendieron. De segundo pedimos carne. Estaba bien cocinada. El postre si que nos sorprendió. Aunque la ubicación del restaurante no es bonita, el interior está reformado con gusto. El ambiente es agradable y los camareros atiende muy bien. Valorando el conjunto, el precio me pareció demasiado elevado.

Buen restaurante con una oferta gastronómica de primer nivel. Salón muy amplio, con techos muy altos y con mucha luz natural que se agradece. Servicio muy atento al principio pero que se fue desvaneciendo hasta el punto de buscar los abrigos al ropero nosotros mismos. Comida para dos: dos pruebas de sopa castellana (detalle de la casa), dos pruebas de alubias blancas de la Vega De Saldaña (muy tiernas), ración de ricos níscalos salteados con butifarra blanca y huevo escalfado, ración de boletus frescos salteados de saltarse las lágrimas, bacalao ajoarriero (buen taco con punto de sal equilibrado), exquisitos pichones estofados de la Tierra de Campos con una suave salsa de cebolla y compartimos, de postre, unas prescindibles natillas espumosas con un helado cuyo sabor ni recordamos ni aportó nada. Carta de vinos muy buena a precios comedidos dado el local. Tomamos tinto Más de Leda servido en copas buenas. Experiencia que repetiremos pues la carta y la cocina lo merecen. Todo por unos razonables 167€ Comida: 5 Servicio: 3 Ambiente: 4

Fuimos desde Santander exclusivamente para comer al restaurante, ya que nos lo habían recomendado. Nos sorprendió mucho el restaurante tan pintoresco. La decoración un 10, además de amplio y luminoso. La comida espectacular una mezcla de cómica clásica siempre con un toque contemporáneo. Todo lo que comimos nos encantó. Croquetas super cremosas, tiramisú espectacular. Una maravilla de lugar, sin duda volveremos.