Casa Pepiña en Allariz

Está situada en una de las plazas más emblemáticas de Allariz. Por fuera no muestra lo que uno se encuentra dentro. Así, abrir la puerta es entrar en una especie de túnel del tiempo, pues se accede a una casa tradicional de comidas donde se ha respetado, con gran gusto y cuidado, la esencia de lo que fue y es, donde todos los detalles nos trasladan a un lugar donde los fogones cuentan la historia del lugar, por ser historia en sí mismos. Desde los objetos realzados por la pátina del tiempo están en perfectas armonía con el mobiliario, los manteles, la vajilla, la cubertería y la cristalería. Quizá, por poner un ligero pero, lo que desentonan un poco son las servilletas. Ahora nos detendremos en la comida. Sin duda, digna representante de la gran cocina tradicional gallega y con un excelente foco en la local, todo ello sobre la base de unos excelentes productos que, a su vez, son tratados y cocinados con gran acierto y cariño. Sí, cariño, con el amor de la lumbre, lo cual se agradece y se percibe claramente. Esto le da un valor añadido que no pasa desapercibido para el comensal, quien desde el primer momento tiene el sentimiento de sentirse como en casa. Quizá a esto último ayuda mucho un profesional y diligente servicio cuyo empeño se centra en hacer que comer aquí se convierta en toda una agradable experiencia. Ahora bien, ha de aclararse que la carta ofrece también innovación, adaptación a los nuevos gustos, aunque con un profundo respeto a la cocina casera en su más elevada expresión. De la carta, amplia y con una oferta para todos los gustos, recomendaría el caldo gallego, servido en una cazuela de las de toda la vida, donde el sabor se agranda. Mi consejo es que no se lo pierdan. También son aconsejables las anguilas fritas, crujientes y en su justo punto de fritura, lo cual las convierten en un auténtico manjar no fácil de encontrar y poder degustar. Si le gustan las anguilas no puede dejar de probarlas. Otra recomendación es el bacalao al horno, excelentemente desalado y acompañado de unas patatas impregnadas por los jugos soltados por el pescado en su horneado. Y otra más, las croquetas. Aquí no le voy a contar nada, lo mejor es que las pruebe. Y en los postres, probablemente la carta admitiría una mayor oferta. Sin embargo lo que se ofrecen responderán a casi todos los gustos. Por cierto, les aconsejo probar la leche frita. Los cafés e infusiones son aceptables, pero discretos. Ahora vayamos con los precios. Acá cabe decir que son sumamente razonables en relación a lo que se ofrece. Por tanto, si va a Allariz, pasa por allí y le queda a mano en su viaje, no deje de visitar está auténtica casa de comidas. No se sentirá decepcionado.

En general muy bien. Reservé para comer 5 personas. El restaurante es una casona y en nuestro caso comimos en una sala solo nosotros ("una habitación de la casa") así que muy bien. La comida muy buena y abundante. Pedimos de entrante empanada, de castaña muy buena, y caldo gallego. De segundo pedimos croca y bacalao. El bacalao esta cocinafo al horno con patatas. Ambas raciones muy generosas. De postre tarta de queso y bizcocho de chocolate muy ricos también. Recomendable!! Buenas relación rico/precio 👌

Lugar relajado para compartir algunos snacks. Situado justo en el centro del pueblo.

Comida de diez, con un trato genial de parte del personal que allí trabaja. Repetiremos sin duda alguna.

Un lugar con mucho encanto. Aconsejo reservar.

Una carta amable , sin complicaciones y de platos ricos de sabor y calidad que recuerda a los de casa. El camarero atentisimo y a pesar de tener mucho que atender fue muy atento y agradable. El precio en la linea de los de Allariz . Repetiré seguro

Servicio y comida excepcional Fuimos a última hora en pleno día de Reyes y nos atendieron y dieron mesa muy amablemente, incluso nos cambiaron a una mejor que se quedaba libre. Pedimos picoteo (croquetas, empanada, tigres rabiosos, y rodaballo) y todo muy bueno.

En general el sitio está bien, la comida también pero tengo una queja principal, y de ahí las tres estrellas. Si pido dos platos, dos unidades de croca de ternera porque somos dos parejas y queremos compartir entre las parejas, lo hacemos saber, y nos ponen las "dos raciones" en un solo plato... En serio? Quizás sea exagerado, pero a mí no me ha gustado ni un pelo. La cerveza muy fresquita, eso sí.

Hicimos reserva para comer, ya que en navidad está todo hasta arriba. Pedimos empanada, ensalada, tigres y arroz negro. Lo que menos nos gustó fue la empanada porque era de chorizo, pensábamos que iba a ser de otros ingredientes... Fallo nuestro no preguntar. Aunque estaba buena no nos apasionó. De postre leche frita, buenísima!

Nos encantó! El sitio, la comida y el trato espectacular! Es un bar muy ambientado en la típica casa antigua y eso le da un toque aún mejor. Volvería sin duda!