Baluarte de la tradición hostelera de calidad y profesionalidad en la ciudad.
Un bar de toda la vida, de barrio, con el encanto de los parroquianos y sus generosas tapas para acompañar unas cañas bien tiradas y al punto exacto de temperatura .
También sirve unos desayunos excelentes.
La atención es impecable y el trato con los clientes , inmejorable.